Un Papa con alma de hincha: la fe, el fútbol y San Lorenzo en el corazón de Francisco
El papa Francisco falleció en su residencia de la Casa Santa Marta, según ha anunciado el Vaticano por medio de un mensaje en video, un pontífice que se anunció al mundo un 13 de marzo de 2012. Más allá de su labor reformadora en la Iglesia Católica, no ocultó su afición al fútbol y su pasión por San Lorenzo de Almagro, quien se había definido como un ‘pata dura’ que no jugaba bien.
Mientras jugaba en el potrero), el niño Bergoglio soñaba con el delirante ataque de Rinaldo Martino, René Pontoni y Armando Farro, una delantera que recitó durante toda su vida, como el resto del once del ‘Ciclón’ de 1946 -campeón en Argentina y protagonista de una inolvidable gira por España y Portugal-, aquel equipo del que se enamoró cuando su padre le llevaba al Viejo Gasómetro, antiguo estadio ‘cuervo’.
Si todo sigue según lo previsto, la nueva cancha de la entidad azulgrana -en los terrenos del Viejo Gasómetro- llevará el nombre de papa Francisco, algo que, confesó, a él no le entusiasmaba.
“Vi casi todos los partidos en casa del campeonato de 1946, que ganaríamos pocos días antes de que yo cumpliera 10 años y, más de 70 años después, tengo presente a aquel equipo como si fuera ayer: Blazina, Vanzini, Basso, Zubieta, Greco, Colombo, Imbelloni, Farro, Martino, Silva… Los diez magníficos. Y luego… Luego estaba Pontoni. René Alejandro Pontoni, el delantero centro, el goleador del San Lorenzo, el que arrastraba el ‘Ciclón’, mi preferido“, recordaba en su autobiografía ‘Esperanza’ (2025), escrita a partir de conversaciones con el periodista italiano Carlo Musso.
En un gesto poco frecuente en los ocupantes de la Silla de San Pedro, Bergoglio exhibió desde el comienzo su amor por el fútbol, recibió en la Santa Sede a delegaciones de equipos de todo el mundo y saludó, con especial efusividad, a cuantos feligreses le salían al encuentro con camisetas de Argentina y, cómo no, de San Lorenzo.
Vio ganar tres Mundiales a Argentina
Como buen argentino, Bergoglio no solo disfrutó de los éxitos de su equipo, sino también de la Albiceleste, a la que vio ganar tres Mundiales: Argentina 1978, México 1986 y Catar 2022.
“Siempre me gustó jugar al fútbol, daba igual que no fuera muy bueno. En Buenos Aires, a los que eran como yo los llamaban ‘pata dura’. Algo así como tener dos pies izquierdos. Pero jugaba. A menudo hacía de portero“, explicaría el papa Francisco en la citada autobiografía ‘Esperanza’ (2025).
En otro libro sobre Bergoglio, ‘La vida: mi historia a través de la historia’ (2024), el periodista italiano Fabio Marchese relató que, según Francisco, su “recuerdo más feliz” fue el título del equipo capitaneado por Diego Armando Maradona, al que, años después, pudo preguntar en persona cuál era “la mano incriminada” en el gol contra Inglaterra que quedó inmortalizada como ‘la mano de Dios’.
Del ’10’, Francisco señaló en 2021 en una entrevista con La Gazzeta dello Sport que “en el campo era un poeta, un gran campeón que dio alegría a millones de personas, en Argentina como en Nápoles”, aunque afirmó que aquel hombre al que conoció en 2014 “era muy frágil”.
“Messi no es Dios”
Preguntado en una entrevista de televisión si a Leo Messi se le podía llamar ‘Dios’, el papa Francisco fue claro: “Decir ‘es un dios con la pelota en la cancha’ son modos populares de expresarse. Da gusto verlo, pero no es Dios“.
“En teoría, es un sacrilegio. No se puede decir eso“, agregó. “Claro que es muy bueno, pero no es Dios“. Y aunque el papa era argentino y tenía una gran consideración de Messi y de Maradona, para él Pelé fue el mejor de todos. “Messi es correctísimo, un señor. Pero para mí, de estos tres, el mejor es Pelé“, puntualizó.
Pariente lejano de Omar Sivori, el primer ‘Pibe de oro’ -antes de que ese apodo fuera para Maradona-, Francisco mostró su pasión por el fútbol en su pontificado al recibir en El Vaticano a ídolos del fútbol internacional, como Gianluca Buffon o Lionel Messi.
Desde su asunción en 2013, el Papa, hincha del equipo de Boedo, llevó consigo la alegría azulgrana al Vaticano, recibió la Copa Libertadores, celebró misas en la capilla del club y siempre tuvo presente a su equipo en cada gesto de fe y humildad.
Desde aquel 14 de agosto de 2014, cuando San Lorenzo conquistó por primera vez la Copa Libertadores, el nombre de Francisco quedó unido para siempre a la historia del club.
Su presencia espiritual se sintió como un amuleto divino en aquel partido decisivo frente a Nacional, donde el equipo logró revertir el resultado y alzarse con el trofeo más importante de su
historia.
Su amor por San Lorenzo iba más allá de la cancha: celebró misas en la capilla del club, en la Villa Olímpica y en el oratorio de San Antonio, lugar fundacional de la institución.
Su fe y su fanatismo se entrelazaban en cada gesto, en cada palabra, en cada sonrisa al recibir camisetas y recuerdos de su equipo.
Durante su papado, Francisco fue un referente no solo espiritual, sino también futbolístico. Se reunió con jugadores, dirigentes y leyendas del deporte, desde Lionel Messi hasta Gianluigi Buffon, pasando por Javier Zanetti y Joseph Blatter.
Pero las visitas más especiales eran las de los históricos de San Lorenzo, quienes le hicieron llegar una casaca con la inscripción “Francisco Campeón” tras la gloria continental de
2014.
Su legado trasciende la fe y el fútbol. Su amor por San Lorenzo, su humildad y su carisma lo convirtieron en un hincha inmortal.
Notas publicadas en RTVE y Ok Diario.